24/3/24

COMPASS ROSE - Capítulo 28

 Hola hola!!!!

¿Cómo están? Espero que muy bien y de no ser así les mando un super fuerte abrazo de oso y que éste nuevo capítulo les saque una sonrisa. 

Como han podido notar el capítulo ha salido un poco antes porque ésta semana santa me iré de viaje y pues no quería dejarlos sin actualización!!!!!

También una lectora ha hecho un bonito Fanart del capítulo anterior el cual dejaré al final del capítulo, en verdad me ha hecho muy muy feliz ver el lindo apoyo que ha tenido ésta historia, amo infinitamente escribirla.  

Ésta vez si hago la entrada rapidita porque me voy a trabajar, espero que la pasen bien, oren mucho y nos leemos en el siguiente mes!!!!!!

Y FELIZ CUMPLEAÑOS YUYAN!!!!!



Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan



Capítulo 28

*Kei*

Me estiro un poco sobre una superficie suave, reconociendo de inmediato y sin necesidad de abrir los ojos que se trata de mi cómoda cama. Suspiro aliviado mientras busco con mis manos alguna almohada para abrazar, encontrándome con una bastante blanda pero también firme, buscando ahora en mis recuerdos si ya tenía alguna con aquellas características, pero de repente siento que ésta se mueve y por ende me aparto bruscamente haciendo que me caiga de la cama.

- Auch… - Digo adolorido tratando de subir nuevamente a la cama mientras abro mis ojos lentamente, encontrándome con unos tan redondos y brillantes que me miran con curiosidad y algo de preocupación.

- ¿Estás bien Kei? – Pregunta con la voz un tanto ronca porque seguramente se ha despertado por el estruendo de hace unos segundos. 

- Sí… Si príncipe no te preocupes – digo levantándome rápidamente, quedándome de pie al lado de cama.

- ¿Seguro? La caída sonó muy fuerte – dice preocupado.

- Tranquilo, estoy bien, no fue nada – respondo nerviosamente – Qué… ¿Qué pasó anoche? ¿Por qué estás aquí?

- ¿Eh? ¿No lo recuerdas?

- ¿Recordar qué? – Pregunto sintiéndome de repente asustado, tratando de hacer memoria de lo ocurrido la noche anterior, lo último que recuerdo es que nos encontrábamos bailando y luego fuimos a las mesas a beber algo y de ahí no sé más… - ¿Pasó algo de lo que debamos arrepentirnos?

- ¿A qué te refieres? – Pregunta mientras ríe divertido.

- Príncipe Daiki por favor dime – digo un tanto suplicante - ¿Te hice algo?

- Claro que no – dice desviando un poco la mirada, haciendo un puchero, como si estuviese decepcionado.

- ¿Entonces? ¿Qué hice después de comenzar a beber?

- ¿En verdad quieres saberlo? – Ríe un poco.

- Príncipe por favor – digo suplicante.

- ¿Aún quieres saberlo si se trata de algo vergonzoso?

- Sí, en verdad no me importa.

- Está bien – dice acomodándose mejor sobre mi cama, invitándome a que tome asiento sobre ésta, sentándome finalmente en el borde, sin apartar la mirada de él – Estábamos hablando como normalmente y de la nada comenzaste a llorar.

- ¿A llorar?

- Sí, había escuchado varias veces de mi hermano que no tienes mucha tolerancia al alcohol así que no me sorprendí tanto.

- ¿Y qué más pasó?

- Me abrazaste y te aferraste a mí sin dejar de llorar – ríe un poco – y así tuvimos que traerte hasta tu habitación.

- ¿Tú y quienes más?

- Un par de empleados del castillo – sonríe – intentamos dejarte en tu cama, pero no querías despegarte de mí, así que al final decidí quedarme contigo hasta que te quedaras dormido y así lograr liberarme.

- Veo que no lo lograste – digo avergonzado.

- Al menos no estando despierto – ríe – me dormí apenas dejaste de llorar y eso fue como una hora después.

- En verdad lo siento príncipe – digo apenado - ¿No pasó nada más después?

- No, sólo que hace un momento te caíste de la cama – ríe divertido – ¿pero por qué te preocupa tanto?

- Porque no me sentiría bien de saber que te haya hecho algo que te causara desagrado.

- ¿Qué tipo de algo? – Pregunta curioso.

- Es mejor que vayas a tu cuarto, el príncipe Yuto debe estar preocupado.

- Tienes razón – dice levantándose de la cama con algo de pesadez.

- De todos modos muchas gracias por traerme, en verdad no debiste tomarte tantas molestias.

- No podía despegarme de ti igualmente.

- Lo siento – digo avergonzado.

- Pero fue agradable pasar la noche contigo, así como cuando era pequeño.

- Prometo no volver a beber – sonrío.

- Te traería una y mil veces más a tu cuarto si soy yo a quién te aferras – dice seriamente, haciendo que me estremezca un poco por sus palabras – ya es algo tarde, de seguro mi hermano te está esperando en el despacho.

- Sí… Es mejor que me apure – digo levantándome también.

- Nos vemos más tarde – dice saliendo con prisa de mi habitación, dejándome solo con mis pensamientos y mi corazón latiendo como desquiciado, tengo que dejar de ser tan imprudente.


*Daiki*

- ¿Daiki dónde estabas? – Pregunta mi hermanito preocupado al verme entrar a nuestra habitación – te estuve esperando anoche.

- ¿Por cuánto tiempo?

- Diez minutos para ser exactos – responde mientras hace un puchero.

- Estaba con el señor Kei – digo sin titubear, tirándome de espaldas sobre mi cama – se embriagó y tuvimos que llevarlo a su cuarto.

- ¿Entonces pasaste la noche con él?

- Sí – respondí - aunque no como hubiese deseado…

- ¿Qué?

- Nada, es sólo que dormí un poco mal – digo desviando la mirada - ¿dónde está Ryu?

- Se quedó a dormir anoche con Yuri – suspira - por cierto, Ryosuke vino a buscarte hace un par de horas y como no sabía dónde estabas le dije que seguías durmiendo.

- ¿En serio? – Pregunto sentándome rápidamente sobre la cama - cierto que le había dicho que hoy saldríamos ¿Ha vuelto a preguntar por mí?

- No, no ha regresado desde entonces.

- Entonces me cambiaré e iré a buscarlo – digo levantándome para ir hacia mi armario y buscar algo que ponerme.

- Yo mientras tanto iré a mi clase de pintura, ya voy algo tarde por estar esperándote – dice un poco molesto.

- Perdóname Yuto – digo yendo hacia él, abrazándolo con fuerza – no quería que te preocuparas, pero simplemente era una situación de la que no podía salir fácilmente.

- Tranquilo – sonríe mientras acaricia mi cabello, recordándome lo alto que es - hacía tanto tiempo que no dormías fuera de nuestro cuarto que no pude evitar pensar que algo te había pasado.

- Sí, los diez minutos que me esperaste tuvieron que ser horribles.

- No te burles – dice apenado – quedas perdonado, pero no vuelvas a darme esos sustos.

- Trataré de no hacerlo - sonrío – que te vaya bien en tu clase.

- Gracias, nos vemos luego – dice tomando sus materiales con firmeza, saliendo a paso rápido de la habitación.

Después de tomar un baño y ponerme uno de mis atuendos salgo en busca de mi amigo, yendo primero hacía su habitación, encontrándome con que no está en ella, ni siquiera su caballero.

- Señora Hitomi – digo al verla pasar cerca de las habitaciones.

- Buenos días príncipe ¿Se le ofrece algo?

-  Buenos días – respondo - ¿Has visto al príncipe Ryosuke? Es que me quedé dormido y había quedado en salir con él.

- Sobre eso, tengo entendido que salió con el señor Hikaru y el joven Keito a los campos.

- Ya veo – digo con una enorme sonrisa, mi amigo sí que no pierde el tiempo – está bien, no es necesario que tenga que estar conmigo todo el tiempo.

- ¿Desea que le diga algo cuando regrese?

- No, no es necesario, simplemente déjalo ser – sonrío ampliamente, sintiéndome feliz por los pasos que está dando mi amigo, cuando lo vea haré que me cuente todo con lujo de detalles.

- ¿Desea algo más? – Pregunta amablemente.

- De momento me quedaré en mi habitación, todavía me siento un poco cansado de anoche ¿será mucha molestia pedir que me suban el desayuno?

- Por supuesto que no es molestia príncipe, ya iré a pedirle el favor a una de las muchachas para que te lo lleve.

- Muchas gracias – digo despidiéndome de ella para volver a mis aposentos y recostarme suavemente sobre mi cama.

Por favor no te cases mi príncipe.

Resuena nuevamente esa frase en mi cabeza, aquella que Kei decía con desesperación, pero a un volumen poco perceptible, mientras lloraba entre mis brazos.


*Ryosuke* 

- Lamento si te incomodé hace unos momentos – dice Hikaru al estar ambos nuevamente en el pasillo, usando las prendas con las que habíamos venido desde el castillo.

- Por favor no te lamentes – suspiro – de todos modos fui yo el que comenzó, pero no me arrepiento de haberlo hecho – digo sintiendo mi rostro enrojecer de tan sólo recordarlo, inclusive puedo asegurar que todavía siento la suavidad de sus labios sobre los míos – en verdad tú me gustas, mucho, desde el primer día en que te vi.

- Príncipe…

- Hikaru ¿Yo te gusto? – Pregunto ansioso por su repuesta – porque si es así no me importaría intentarlo contigo – digo con total determinación.

- El carruaje está esperando afuera ¿ya están listos? – Pregunta Keito llegando hacia donde estamos.

- Si… Sí, ya en un momento bajamos – respondo sin apartar mi mirada de Hikaru.

- Hablaremos de esto en el castillo – dice en voz muy baja, brindándome una cálida sonrisa, lo que hace que me relaje un poco, siguiéndolo hasta el carruaje mientras nos despedimos de los campesinos, emocionándome más al sentir su mano sujetando la mía dulcemente durante todo el trayecto al castillo. Llegando a éste sin contratiempo alguno, sonriendo ante lo amable y caballeroso que es Hikaru conmigo.

- Príncipe ¿le molestaría que me adelante?

- Por supuesto que no Keito, de hecho creo que no es necesario que estés conmigo todo el tiempo, al menos estando en el castillo.

- Pero ese es mi deber príncipe.

- Lo sé y lo entiendo, pero al menos trata de tener algo de tiempo para ti, si necesito que estés a mi lado te lo haré saber.

- Está bien, lo que usted ordene príncipe, muchas gracias – dice haciendo una reverencia antes de retirarse.

- ¿Y dónde quieres que hablemos? – Pregunto en voz baja mientras caminamos hacía la entrada del castillo.

- Creo que deberíamos dejar nuestra conversación para más tarde.

- ¿Pero por qué? – Pregunto haciendo alguno de mis irresistibles pucheros para intentar hacerlo cambiar de opinión, pero al parecer no va a funcionar.

- Porque tengo cosas que hacer y además te veo algo cansado, caminamos mucho en los campos y sería bueno que descansaras un poco.

- Pero yo quiero estar contigo.

- Sólo será por unas horas – sonríe – más tarde hablaremos y dejaremos clara nuestra situación.

- Está bien, lo que tú digas – digo bajando un poco la mirada totalmente derrotado - ¿Dónde nos encontraríamos? ¿En mi habitación o en la tuya?

- ¡No! – Exclama sonrojado, haciendo que los que están caminando cerca nos miren sorprendidos, pero sin dejar de hacer sus oficios – sería muy imprudente hacer eso príncipe, no olvides el por qué estás aquí en primer lugar - suspira pesadamente - es mejor que nos veamos en el jardín, a eso de las seis de la tarde ¿te parece bien?

- Me parece perfecto – respondo sonriendo dulcemente – entonces me iré a descansar un poco a mi habitación – digo sin querer realmente separarme de él - nos vemos más tarde.

- Hasta la tarde – dice tomando mi diestra, dándole un dulce y cálido beso en el dorso de ésta, haciéndome enrojecer.

- Espero que me des muchos de esos después de nuestra conversación - digo viendo como él se aleja con una gran sonrisa. Espero algo bueno resulte de todo esto, aunque quizás pueda traerme problemas con mi hermana.


*Hikaru*

- Bien, tú puedes Hikaru – digo para mí mismo antes de llegar al jardín del castillo, en busca de mi cita. Había pasado el resto de la tarde en el despacho del Rey, dando un informe detallado de cómo van las plantaciones y ayudando un poco con el papeleo ya que Kei había llegado tarde y su majestad y mi hijo no daban abasto con todo – Pensé que sería el primero en llegar – río nerviosamente al ver al príncipe sentado en el borde de la fuente que hay en el centro del jardín, iluminado por el tenue color naranja del atardecer que poco a poco le está dando paso a la noche.

- No quería hacerte esperar – sonríe – además no es que tuviera algo importante que hacer.

- ¿Qué hiciste en la tarde? – Pregunto sentándome a su lado.

- Dormir – ríe – en verdad que si estaba muy agotado ¿Y tú?

- Trabajar, siempre se trabaja mucho aquí.

- Eso he podido notar, mi hermana también trabaja demasiado por el bien del reino.

- ¿Qué has pensado al respecto?

- ¿Sobre qué? – Pregunta curioso.

- Sobre lo que podríamos tener nosotros.

- Ya te dije lo que siento – dice mirando hacia mi lado - ¿Qué sientes tú por mí?

- ¿Qué es lo que siento? – Pregunto más para mis adentros, una pregunta que me he hecho desde aquel día que él se aferró a mi brazo por primera vez, haciendo que mi corazón después de varios años volviera a latir frenéticamente por alguien que no fuera Kota.

- ¿No vas a responder? – Pregunta haciendo un lindo puchero, notando algo de preocupación en su mirada.

- Me gustas – digo tomando una de sus manos – ha sido así desde que nos conocimos por primera vez, inclusive había pensado en que si te volvía a ver te invitaría nuevamente a salir, pero todos esos pensamientos se disiparon cuando supe que eras el príncipe que estaba destinado a contraer matrimonio con alguno de los príncipes de éste reino – digo mientras acaricio suavemente el dorso de ésta.

- ¿Por eso querías alejarme?

- Esa era la idea, pero siempre has sido muy insistente – río – aunque la verdad es que por más que quería hacerlo, más sentía que debía de hacer todo lo contrario – suspiro.

- ¿Te ponía celoso el pensar que podría enamorarme de alguno de los príncipes?

- Demasiado – sonrío un poco apenado – pero hubiese tenido que aceptarlo en algún momento, no hubiese sido la primera vez tampoco – sonrío amargamente.

- ¿A qué te refieres con eso?

- Te lo contaré en otro momento – sonrío entrelazando mi mano con la suya – no quiero angustiarte con mis dramas amorosos del pasado, ya no tienen importancia.

- Ahora que sabemos lo que sentimos el uno por el otro ¿qué procede? ¿Cuál es el camino a seguir?

- Del uno al diez ¿qué tan complicado es que la reina pueda aceptar que estemos juntos?

- Definitivamente un diez – dice avergonzado – mi hermana está muy ilusionada de que mi unión con alguno de los príncipes se lleve a cabo – suspira – pero aún si tengo que ir en contra de lo que ella desea…

- ¿No hay posibilidad de que puedas cambiar de opinión? De que quizás puedas enamorarte…

- No, no voy a hacerlo – dice afianzando el agarre de nuestras manos entrelazadas – te quiero a ti y no hubo ni un día en todos estos años que no pensara en ti, que no deseara estar contigo y aún si tienes dudas no me daré por vencido – dice con total firmeza – no sólo me gustas Hikaru, estoy terriblemente enamorado de ti.

- Entonces en ese caso… - Digo pensativo, analizando los pros y los contras que puedan tener el formalizar una relación de pareja con el príncipe - ¿estaría bien si lo nuestro lo mantenemos en secreto por ahora?

- Eso quiere decir…

- No sé hasta dónde pueda llevarnos esto, pero quiero intentarlo – sonrío ampliamente, besando el dorso de su mano con suma delicadeza – también estoy enamorado de ti y por más que me resistiera siempre estuviste vagando por mis pensamientos – digo mientras él se pone de pie y rápidamente me lleva a la parte de atrás de unos arbustos, comenzando a besarnos al tener la certeza de que no seríamos vistos.

- Te amo, te amo tanto – dice repartiendo besos por mi rostro mientras yo sostengo su cintura.

- Te amo – digo abrazándolo con un poco más de fuerza, pudiendo sentir como nuestros corazones laten con fuerza. 


CONTINUARÁ... 






29/2/24

COMPASS ROSE - Capítulo 27

 Hola hola!!!!!!

¿Cómo están todos? Espero que muy bien y si no es así les mando un súper fuerte abrazo de oso y espero que éste nuevo capítulo les saque una o muchas sonrisas!!!

Ya oficialmente hoy vuelvo de mis vacaciones al Blog y estoy muy contenta de estar nuevamente aquí con todas las energías recargadas y con un sinfín de historias en mi cabeza que aunque sea poco a poco quiero que lean en un futuro. También quiero invitarlos a que lean el mini oneshot Kaisoo/Chanbaek (?) que he escrito por San Valentín en Wattpad, espero puedan leerlo y les guste.

Aquí el link: Kaisoo Oneshot 

Y para no hacer esto más largo, les deseo muchas cosas bonitas para éste año 2024 y muchas gracias como siempre por acompañarme, nos leemos en el siguiente mes!!!!!



Tema: COMPASS ROSE
Extensión: Serial 
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan


Capítulo 27

*Hikaru*

- Qué… ¿Qué sucede? - Abro mis ojos rápidamente al escuchar un fuerte estruendo, sorprendiéndome al ver a mi hijo recogiendo unos libros del suelo.

- Lo siento papi, no quise despertarte – dice éste mientras los acomoda en la estantería de mi habitación… ¿MI HABITACIÓN?       

- ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué pasó con la fiesta? – Pregunto todavía confundido y sorprendido de encontrarme con mi pijama puesta.

- Te quedaste dormido anoche en medio de la fiesta – dice con una sonrisa.

- ¿En serio?

- Sí, cuando nos dimos cuenta estabas durmiendo plácidamente con tu cabeza en el regazo del príncipe Ryosuke – ríe.

- ¡¿Qué?! – Exclamo avergonzado.

- Parecías un bebé – ríe divertido.

- ¿Y qué pasó después?

- El príncipe le pidió a Keito que te trajera a tu habitación, así que los tres vinimos a traerte.

- ¿Y la pijama? El príncipe…

- Oh no, fui yo el que te cambió – sonríe – el príncipe y Keito se fueron apenas quedaste acomodado en la cama.

- Ah ya veo… - Susurro un poco aliviado - ¿Y estás buscando algo hijo? – Pregunto tratando de desviar el tema y también porque me causa curiosidad el ruido de hace unos momentos.

- Sí, estoy buscando un libro de economía y pensé que estaba aquí en tu habitación, pero no lo encontré y tampoco está en la mía, ni en el despacho del Rey, ni la Biblioteca.  

- ¿Ya buscaste en la habitación de Kota? Hay veces que también dejas tus cosas ahí.

- Ahora que lo dices creo recordar que él me lo pidió prestado – dice pensativo.

- Entonces ve a buscarlo allá – sonrío – pero trata de no hacer mucho ruido.

- No creo que siga durmiendo a ésta hora.

- ¿Qué hora es?

- Son más o menos las nueve y cuarto – sonríe - En verdad no era mi intención despertarte – dice apenado.

- No te preocupes, de todos modos ya tenía que hacerlo – suspiro – igualmente creo que dormí más de lo que debía – digo levantándome de la cama, estirando mis brazos.

- ¿Vas a algún lado?

- Sí, quedé de ir nuevamente a los campos para revisar cómo va todo.

- Entonces dejaré que te prepares – dice dándome un abrazo – iré a buscar el libro en el cuarto de mi padre y luego iré al despacho de su majestad.

- ¿Ya desayunaste?

- Sí, lo hice antes de venir.

- Está bien, nos vemos en la noche hijo – digo revolviendo sus cabellos, mientras éste se retira con una sonrisa.

Al estar completamente listo y con algo de ropa vieja en mi bolsa para usar durante el tiempo que esté en los campos, me dispongo a bajar a desayunar, encontrándome en la enorme mesa del salón al príncipe Ryosuke siendo acompañado por su caballero mientras desayuna tranquilamente, brindándome una preciosa sonrisa al verme, haciéndome sentir más avergonzado por lo ocurrido anoche.

- Buenos días príncipe – digo haciendo una reverencia.

- Buenos días Señor Hikaru – responde amablemente - ¿Vienes a desayunar?

- Sí… Pero si te molesta.

- ¿Por qué iba a molestarme? – Pregunta poniéndose de pie – todo lo contrario, me gustaría disfrutar de su compañía – dice con una amplia sonrisa mientras me indica que puedo tomar asiento a su lado.

- Con… Con su permiso – Digo nerviosamente, yendo al lugar que me indica el príncipe, al mismo tiempo que una de las empleadas trae mi desayuno.

- Si necesitan algo más por favor háganmelo saber – dice con amabilidad.

- Así está bien, muchas gracias – respondo, viendo como ésta se retira nuevamente hacia la cocina.

- Keito.

- Sí, príncipe.

- ¿Podrías dejarnos solos un momento?

- Como usted ordene – responde éste haciendo una reverencia antes de retirarse, haciendo que me sienta un tanto nervioso de quedar a solas con el príncipe.

- ¿Y qué tal te pareció la fiesta? – Pregunto tomando uno de los panes que está en una de las bandejas, untando éste con mermelada de frambuesa, tratando de evitar inútilmente la mirada del príncipe.

- Estuvo hermosa, muchas gracias por tan lindo detalle.

- No deberías agradecérmelo a mí sino al príncipe Daiki quién fue el de la idea.

- Ya lo hice, no te preocupes – sonríe – es sólo que ayer no tuve el tiempo suficiente para agradecértelo.

- Lamento mucho el haberme quedado dormido en su regazo.

- No lo lamentes, fue realmente lindo verte dormir tan pacíficamente, me alegra que haya sido de esa manera.

- ¿Por qué te alegra? – Pregunto curioso, aunque no siento que sea correcto hacerlo.

- Porque eso quiere decir que de una u otra manera te sientes cómodo a mi lado – sonríe dulcemente.

- ¿Y qué hiciste después de llevarme a mi habitación?

- Me fui a dormir, me sentía agotado del viaje.

- ¿Y los demás invitados?

- Me despedí de ellos antes de llevarte, así que no te preocupes – sonríe ampliamente.

- Muchas gracias por su amabilidad príncipe.

- No fue nada, si quieres volver a hacerlo tienes todo mi consentimiento – dice haciendo que me atragante con el pan.

- ¿Estás bien? – Pregunta preocupado, dando golpecitos en mi espalda con una de sus manos mientras que con la otra me alcanza un vaso con agua.

- Sí, gracias… - Respondo tratando de mantener la compostura.

- ¿Qué vas a hacer hoy? – Pregunta con curiosidad – por la bolsa que llevas intuyo que vas a salir.

- Iré a los campos para revisar si todo va en orden.

- ¿Con lo de la plaga?

- Exactamente.

- ¿Puedo ir contigo? – Pregunta mirándome con un gran destello de ilusión en sus ojos.

- No creo que los campos sean un lugar idóneo para un príncipe.

- ¿Por qué dices eso? ¿Insinúas que no sé nada al respecto? Yo siempre estaba al pendiente de los invernaderos en mi reino.

- No lo digo por eso – río nervioso – pensé que estarías ocupado con el príncipe Daiki.

- Íbamos a salir, pero al parecer se acostó muy tarde anoche y pues ahora sigue durmiendo, bueno, eso me dijo Yuto cuando fui a buscarlo a su habitación.

- ¿Y no deseas esperarlo?

- No, quiero que descanse por hoy, ya tendremos mucho tiempo para pasarlo juntos.

- Sí, me imagino – digo desviando un poco la mirada, algo molesto.

- Aunque si te digo la verdad – dice tomando una de mis manos, haciendo que voltee nuevamente a verlo - yo preferiría pasarlo contigo.

- Príncipe, no creo que…

- Por favor, quiero ir contigo – dice mirándome con ojos de cachorrito abandonado.

- ¿En serio quieres venir conmigo? – Pregunto, deseando en parte que su respuesta sea afirmativa, aunque de sólo ver su expresión puedo asegurar que está más que contento.

- Por supuesto – responde con una enorme sonrisa, haciéndome sonreír de vuelta.

¿Estará bien dejarme llevar por la corriente? ¿Aunque sea un poco?


*Ryosuke*

- ¿Hay que llevar algo? – Pregunto al terminar ambos de desayunar.

- Diría que ropa vieja que puedas usar, pero dudo que hayas traído algo así.

- Tienes razón – digo apenado.

- Pero no te preocupes, de todos modos llevo un par extra por si hace falta, aunque creo que te quedará un poco grande.

- Por mí no hay problema - digo sintiéndome algo eufórico de pensar que estaré usando la ropa de Hikaru ¿tendrá su olor impregnado? - ¿Debería decirle a Keito que nos acompañe? – Pregunto en voz baja, más para mí mismo pero Hikaru logra escucharme.

- ¿No debería hacerlo? Es tu caballero.

- Sí, pero siento que estando contigo no estoy en peligro, al menos no fue así la vez que nos conocimos, además éste reino se ve que es muy pacífico.

- No deberías tentar a tu suerte príncipe – dice con una leve sonrisa.

- Pero sería un poco molesto…

- ¿Molesto por qué? ¿No confías en él?

- Más bien no confío en mí – digo en un susurro, acercando mi rostro al suyo – y prefiero no hacerlo…

- Es mejor que nos vayamos, se nos hace tarde – dice apartándose rápidamente.

- Entonces le diré que venga con nosotros – digo mientras lo sigo hacía la salida del salón del comedor, encontrando a Keito esperándonos en el pasillo.

- ¿Se le ofrece algo príncipe?

- Sí, iré con el Señor Hikaru a los campos, así que tienes que acompañarnos.

- Lo que usted ordene príncipe – dice haciendo una reverencia.

- Entonces vamos, ya había pedido que prepararan uno de los carruajes antes de bajar a desayunar – sonríe – por cierto, Ángela – llama a una de las empleadas que va pasando cerca.

- Sí, mi señor – responde haciendo una reverencia.

- ¿Podrías ir al despacho del Rey y decirle que el príncipe Ryosuke irá a los campos conmigo?

- Por supuesto mi señor, le informaré de inmediato.

- Muchas gracias – sonríe, viendo como la chica hace una reverencia antes de retirarse.

El recorrido hacia los campos transcurrió con normalidad, admirando el bello paisaje del pueblo y la hermosa naturaleza que se nos presenta, pero por sobre todo me siento demasiado bien de estar tan cerca de Hikaru y más al notar que éste no trata de alejarme como en otras ocasiones.

- Hemos llegado – dice alegremente al detenerse el carruaje en el mismo lugar dónde habíamos estado en el día de ayer, siendo el primero en bajarse de éste, ofreciéndome su mano para ayudarme a bajar, sintiéndome halagado por lo caballeroso que es.

- Muchas gracias – digo con una enorme sonrisa.

- Príncipe Ryosuke, que alegría verlo nuevamente por aquí.

- El gusto es mío señor Carlos.

- Veo que te han gustado mucho los campos de éste reino.

- Son hermosos y eso es gracias a los cuidados y arduo trabajo de sus campesinos.

- No sólo eso, también tenemos la ayuda del mejor botánico.

- Por favor no me alaben tanto, sólo hago mi trabajo.

- Y es muy admirable – digo mirándolo con orgullo.

- ¿Cómo han seguido las plantaciones?

- Están muchísimo mejor señor, estoy seguro que en unos días más la plaga estará totalmente erradicada.

- Que bien, me alegra escuchar eso.

- ¿Puedo ir a revisarlas?

- Por supuesto mi señor, pero no olvide primero cambiarse, no quisiera que su fina ropa se estropeara.

- Cierto, lo olvidaba – ríe – iré a cambiarme ahora, deberías hacerlo también príncipe.

- ¿Quieres que lo hagamos juntos? – Pregunto notando segundos después que acabo de decir algo raro.

- Si… Digo no, claro que no príncipe, mejor cámbiate tú primero en el carruaje, yo iré después – dice mientras saca un par de prendas de su bolsa.

- Está bien, con su permiso – digo yendo con prisa hacia el carruaje bajando las cortinas de éste, para comenzar a cambiarme, notando a la perfección que su ropa huele a él, como a eucalipto, se siente como un abrazo, aunque me quede un poco holgada.

Después de estar perfectamente vestidos y bajo la atenta mirada de mi caballero real, ambos nos acercamos a dónde se había originado la plaga, notando que las plantas vuelven a recobrar un color más vivo y brillante.

- En verdad parece que todo va bien.

- Eso veo, me preocupaba un poco que fuera una plaga más fuerte.

- ¿Ha ocurrido algo así con anterioridad?

- Sí, hace como cinco años, pero ésta es más leve que la de aquella vez.

- Eres bueno en esto – digo con total admiración – tu trabajo y dedicación es sin duda digno de admirar.

- Muchas gracias – sonríe – si soy bueno es porque es algo que amo y disfruto hacer, también sé algo de medicina y cómo pudiste ver organizo todo tipo de reuniones sociales.

- Todo eso hace que me gustes más – digo casi en un susurro, riendo un poco al ver como se estremece.

- Por cierto, te ves muy lindo con mi ropa – dice nerviosamente.

- Se siente bien tenerla puesta…

- ¿Está todo en orden señor Hikaru?

- Sí, por supuesto señor Carlos, me alegra que todo esté funcionando de maravilla.

- ¿Qué opina usted joven príncipe?

- Opino que el señor Hikaru es un hombre asombroso, son muy afortunados de tener a alguien como él en su reino.

- ¿Cierto? No puedo creer que alguien tan bueno como él siga estando soltero.

- Señor Carlos por favor – ríe nerviosamente.

- Pero es verdad, ni siquiera el rey ha querido tomar una pareja.

- No debería de preocuparse por eso señor Carlos, todo a su debido tiempo – digo sonriente.

- No digo que sea algo malo, pero mucha gente en el pueblo está preocupada por eso.

- Sólo tengan paciencia, el rey ha hecho lo mejor que puede tras la muerte de su padre y siente que es su deber no decepcionar al reino que ha quedado en sus manos.

- Lamento si lo he incomodado señor.

- Oh no, para nada, entiendo perfectamente la preocupación de todos y más por la falta de algún príncipe heredero, pero trataré de hablar con el rey al respecto sobre ese tema.

- Espero pronto podamos recibir la feliz noticia de un nuevo príncipe.

- Pasará cuando tenga que pasar, sólo tengan algo de paciencia – dice Hikaru con una sonrisa algo incómoda.

Después de esa extraña conversación seguimos caminando por las demás plantaciones, sorprendiéndome cada vez más de lo inteligente que es Hikaru y de las muchas cosas que se plantan en éste reino, como zanahorias, papas, lechugas, cebollas, además de berenjenas. Pero lo mejor de todo y que hacía a mi corazón latir locamente era el estar tan cerca de él, sosteniendo su brazo mientras seguimos nuestro recorrido.

Al llegar las dos de la tarde, el señor Carlos nos invitó a almorzar a su casa junto con sus obreros, lo cual aceptamos con total gusto ya que no habíamos comido nada más después del desayuno. Quedando fascinado totalmente con la comida de su esposa. Luego de eso nos invitó a que tomáramos un baño antes de irnos, ya que habíamos caminado demasiado.

- Si quieres podemos esperar a llegar al castillo – dice Hikaru al encontrarnos frente a la puerta del baño que nos habían asignado, mientras que Keito se había quedado todavía almorzando con los demás.

- No, así está bien, además considero que sería grosero no aceptar.

- Está bien, entonces báñate tu primero, mientras yo esperaré aquí afuera.

- Hikaru – digo sosteniéndolo del brazo – muchas gracias por traerme, ha sido muy divertido y no sé cómo agradecerte tanta amabilidad.

- No tienes que agradecerme nada príncipe – sonríe dulcemente y sin querer esperar un solo segundo más y sin contemplar lo que podría acarrear esto, tomo su rostro entre mis manos y le doy un dulce y corto beso en los labios, con intención de alejarme después de eso, pero antes de que pudiera dar un paso, él me toma de la cintura y comienza a besarme de una manera un poco más intensa, pero sin dejar de ser gentil y suave, alejándonos un poco al quedarnos sin aliento, dándole un fugaz beso antes de entrar al cuarto de baño, con mi rostro ardiendo de lo rojo que está. 

CONTINUARÁ...