18/2/15

Father's Love

Holaaaaa a todos!!!
Estoy tan feliz con lo de la salida del DVD S3ART de Jump y con lo de Sensations XD
Que hoy decidí publicar el segundo capítulo de este hermoso fic que tanto me encanta XD
Espero que les guste y comenten mucho (?)




Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 2


Miraba un poco indeciso aquel papel que tenía en mi mano, en la que estaba escrita la dirección de un grupo de ayuda para personas como yo, en verdad que no creía necesario tener que ir a ese lugar pero ¿qué perdía con intentarlo?

Llegué a ese lugar y aún sin estar seguro le di unos leves golpes a la puerta, siendo abierta ésta unos segundos después, entré todavía dudoso de si fue buena idea venir, pero ya no podía dar marcha atrás.

- Muy buenas noches – dijo el señor que me había recibido en la puerta -.

- Buenas noches – dijeron las demás personas que estaban en la sala -.

- A partir de hoy tenemos un nuevo miembro y espero que lo reciban con mucho cariño así como lo hemos hecho siempre.

- ¡Si! – respondieron todos al unísono -.

- Preséntate.

- Ho… hola, mi nombre es Okura Tadayoshi y soy viudo desde hace un año – dije nerviosamente, aquel era un grupo de ayuda para viudos y después de mi las demás personas que estaban en el salón comenzaron a presentarse, pero solo uno captó toda mi atención -.

- Mi nombre es Yasuda Shota y soy viudo desde hace cuatro años, mucho gusto en conocerte Okura-san – dijo alegremente, quedándome yo embobado de ver su sonrisa, era la más preciosa que había visto en mi vida -.

A partir de ese día, no faltaba a ninguna de las reuniones y siempre esperaba emocionado a que llegaran ya que así podía verlo a él, sintiendo como mi corazón se llenaba de alegría, pero por alguna razón me daba pena acercármele o siquiera hablarle, pero tenía que hacer algo y de un momento a otro ya no me bastaba con solo verlo en ellas así que reuniendo todo mi valor decidí invitarlo a salir.

- Yasuda-san ¿puedo hablar contigo?

- Sí, dime.

- Bueno, no sé si sea muy correcto hacer esto, pero… ¿te gustaría salir conmigo? No sé, a tomar un café o algo, ya sabes… para conocernos mejor  - dije un poco avergonzado, no quería que pensara que era un rarito o algo peor -.

- ¿Esto es una cita? – dijo sonriente -.

- Su… supongo que si – reí nervioso -.

- Ok ¿te parece bien cuando salgamos de la reunión? – dijo sin borrar aquella sonrisa de su rostro, mientras que yo asentía emocionado -.

Llegó la hora de la salida y juntos fuimos hacía una cafetería que quedaba cerca de donde nos reuníamos, en esos momentos no sabía ni cómo comportarme ni que decir, no entendía cómo podía sentirme así con un hombre, pero la verdad es que no me molestaba en absoluto, me sentía bien, pero no podía dejar de pensar que era extraño.

- Presentémonos como si apenas y nos conociéramos – dijo de repente Yasuda-san, al sentarnos ambos alrededor de una mesa de la Cafetería -.

- Es… está bien.

- Hola, yo soy Yasuda Shota, tengo 38 años, soy viudo y soy padre de dos hermosos hijos – dijo sonriente al mismo tiempo que extendía su mano, la cual tomé enseguida -.

- Hola, yo me llamo Okura Tadayoshi, tengo 37 años, también soy viudo y también tengo dos bellos hijos.

- Eres un año menor que yo y que casualidad que tengamos ambos dos hijos.

- Si, es fantástico, podrían llegar a ser amigos en un futuro.

- Sería maravilloso – dijo con entusiasmo y así pasamos el resto de la tarde hablando sobre cualquier cosa, sintiendo una felicidad que hacía mucho no había sentido desde que murió mi esposa -.

Pasaron los meses y Yasuda-san y yo nos hacíamos cada vez más cercanos, dejando de lado el grupo de ayuda que con tanto cariño nos despidió, ya no lo necesitábamos, ya que con solo estar juntos nos sentíamos felices, completos, pero había algo que tenía que decirle algo que me quemaba por dentro.

- ¡Yasuda-san! ¡Me…me… me GUSTAS! – Dije de repente cuando caminábamos ambos por un parque, nunca antes había sentido esto por alguien de mí mismo sexo, pero al tratarse de él tenía que jugármela, tenía que saber si él sentía lo mismo que yo, notando las miradas de desprecio de las personas que pasaban alrededor, pero poco me importaba lo que fueran a pensar -.

- ¿Qué dijiste? – preguntó confundido y sonrojado, se veía tan lindo -.

- Que me gustas mucho y sé que es muy pronto ya que solo hemos salido como amigos, pero quiero que te cases conmigo y que conformemos una familia con tus hijos y los míos ¿qué dices? – dije al mismo tiempo que me arrodillaba y sacaba una cajita de mi bolsillo, la cual llevaba un hermoso anillo dentro -.

- Okura… yo… - se quedó callado por unos momentos, haciendo que me preocupara y me sintiera triste, quizás yo no le gustaba como él a mí -.

- Lo siento mucho, creo que confundí las cosas – dije queriendo llorar e irme corriendo de allí pero su mano sujetó fuertemente la mía, poniéndose de puntitas para así juntar sus labios con los míos -.

- Yo también te amo y nada me haría más feliz que casarme contigo y que nuestras familias se junten – dijo al mismo tiempo que me abrazaba fuertemente, no podía estar más feliz en aquellos momentos.


Cada momento que pasaba junto con él era maravilloso y digno de mantener por siempre en mi corazón, ya que me había enamorado profundamente de él desde aquel día que se presentó en el grupo de ayuda, sabía muy bien que ambos éramos hombres y que también teníamos hijos de por medio y que quizás no les alegraría nuestra relación, pero igualmente tenía que informarles sobre mi situación.

- Ya llegué – dije al entrar por la puerta de mi casa, siendo recibido por mis dos hijos -.

- Bienvenido a casa Papá – dijo mi hijo mayor Yuri, al mismo tiempo que me abrazaba -.

- Hola Padre – dijo el menor Ryutaro, abrazándome también -.

- ¿Ya cenaron?

- No, de hecho estábamos esperando a que llegaras para hacerlo – dijo Yuri encaminándose a la cocina -.

Ryutaro y yo nos sentamos en el comedor, desde que había muerto mi esposa Yuri además de estudiar, era el encargado de los quehaceres del hogar y lo hacía bastante bien. Al estar la comida servida y todos en la mesa, me armé de valor para darles la gran noticia, no sabía cómo irían a reaccionar pero tenía que hacerlo.

- Tengo algo importante que decirles – dije, haciendo que mis hijos dejaran de comer, dirigiendo sus miradas hacía mí -.

- ¿Algo importante? – preguntó Yuri -.

- ¿Qué es? – dijo Ryutaro -.

- Yuri… Ryu… lamento mucho si esto que diré les molestará, pero…

- Papá me estás asustando – dijo Ryu mirándome con preocupación -.

- Bueno, verán… - suspiré profundo, mirándolos detenidamente, ya era el momento – me voy a casar.

- ¡¿QUÉ?! – gritaron ambos al unísono -.

- Conocí a alguien en un grupo al que asistía y nos enamoramos.

- ¿Cuánto llevan saliendo? – preguntó Yuri -.

- Seis meses y el día de hoy me propuso matrimonio – dije mostrándoles el anillo que estaba en mi dedo anular -.

- ¿Desde cuándo las mujeres le dan anillos de compromiso a los hombres? – preguntó Ryutaro desconcertado -.

- Ese es el otro detalle, no es una mujer, es un hombre.

En ese momento se hizo un silencio sepulcral en la sala del comedor, viendo como Ryutaro salía corriendo del lugar, quedándome solo con Yuri.

- ¿Lo amas? – preguntó Yuri -.

- Demasiado, pero quiero que entiendas una cosa, yo amé a tu madre como nunca amaré a otra persona.

- Si él te hace feliz, por mi está bien – dijo sonriente -.

- Gracias hijo – dije acercándome a él para abrazarlo -.

- ¿Y cómo se llama tu prometido?

- Okura Tadayoshi – dije sonrojado –.

- ¿Tiene hijos?

- Sí, dos.

- ¿Mayores o menores?

- Creo que son mayores que tú.

- ¿Y están guapos?  

- No los he visto, pero han de ser bellos como su padre – respondí, aunque se me hacía raro que Yuri me hiciera todas esas preguntas extrañas -.

- Muy bien, eso era todo lo que necesitaba saber – dijo sonriente -.

- Gracias Yuri, me hubiese gustado que Ryutaro lo aceptara así como tú.

- No te preocupes por Ryu, yo hablaré con él.

- Espero que puedas convencerlo – dije para después ir a mi habitación, había sido un día bastante largo -.  


Subí hasta mi habitación, cerrando la puerta de un portazo, lanzándome sobre la cama, frustrado, enojado, realmente dolido con la decisión que mi padre había tomado ¿tan poco quería a mi Madre?

- Ryu ¿por qué te fuiste así del comedor? – preguntó Yuri, entrando sin ni siquiera molestarse en tocar la puerta -.

- ¿No es obvio? – dije molesto -.

- Claro que es obvio, pero tampoco es para que te comportes así.

- ¿Entonces cómo quieres que me comporte? ¿Qué lo felicite? ¿Qué le haga una fiesta por haberse olvidado de nuestra Madre?

- Papá no se ha olvidado de Mamá, ya han pasado varios años desde que ella murió y él tiene derecho a rehacer su vida con otra persona.

- ¿Pero por qué ahora? ¿Acaso no le basta con tenernos?

- Ryu, nuestro Padre será muy feliz con tenernos a su lado, pero él necesita algo más, alguien que lo abrace, que lo acaricie, que lo bese, que le haga el amor… - dijo esto último en un susurro cerca de mi oído, haciendo que se me erizara la piel -.

- Eres un…

- Seamos sinceros Ryu, nosotros no podemos darle ese amor de pareja que necesita.

- Pero… no quiero que nos olvidemos de Mamá.

- Nadie está diciendo que la olvidaremos, pero no podemos ser egoístas con Papá, además tendremos nuevos hermanos – dijo felizmente -.

- ¿Tiene hijos? – pregunté -.

- Sí, tiene dos y al parecer son mayores que nosotros.

- Ya entiendo, a ti lo que te interesa es conocer a esos “hermanos”.

- Bueno, de hecho si me interesa conocerlos, pero si nuestro padre es feliz con ese señor, por mi está bien, él más que nadie merece ser feliz, así que ve y discúlpate con él.

- En eso tienes razón, pero te estaré vigilando Yuri – dije mirándolo de manera fulminante a lo que él solo sonreía –.

Salí de mi habitación, para ir a la de mi Padre, tenía que pedirle disculpas por mi comportamiento, toqué la puerta y en cuestión de segundos Papá abrió la puerta, sorprendido de verme ahí.

- Lo siento mucho Papá, no quería que te sintieras mal y entiendo que estés en todo tu derecho de rehacer tu vida, pero tengo miedo de que nos olvidemos pronto de Mamá.

- Ryu… Hijo, eso no va a pasar, sabes muy bien que tu Madre es y siempre será el amor de mi vida, no tienes que preocuparte de eso.

- ¿Lo dices en serio?

- Claro que si hijo.

- Entonces en ese caso, acepto su relación – dije viendo como a mi Padre se le iluminaba la mirada y sonreía con una felicidad que no había visto desde hacía mucho, nos abrazamos fuertemente, me alegraba verlo así -.

- Ya que estamos todos de acuerdo con la relación, tenemos que vernos los seis ¿no te parece Papá? – dijo Yuri, mientras se unía al abrazo -.

- Esa es muy buena idea hijo – dijo Papá entusiasmado -.

- No puede ser… - dije resignado, mientras escuchaba como mi Papá y mi hermano, comenzaban a hablar sobre nuestra reunión con los nuevos integrantes de la familia -.


- Kota, Yuya, tengo que hablar con ustedes sobre algo importante – dije de manera demandante, aunque por dentro me moría de los nervios, no sabía cómo reaccionarían y esperaba que no lo hicieran de manera negativa -.

-  Pues habla Papá – decía Kota, que no despegaba su mirada del televisor -.

- Ok – suspiré – sé que es muy pronto para esto, pero hace un tiempo estoy saliendo con alguien y hoy le propuse matrimonio, tiene dos hijos, es viudo como yo, pero el otro detalle es que esa persona es un hombre – dije rápidamente, dudando un poco si me habían entendido o no -.

- ¿Matrimonio? ¿Hijos? – Preguntó Yuya -.

- ¿Con un hombre? ¿Lo dices en serio? – Preguntó Kota, quién de la impresión despegó la vista del televisor para mirarme -.

- Si – dije esperando a que me regañaran, me insultaran o cualquier otra cosa, pero eso no pasó -.

- Si él te hace feliz, pues bien – dijo Yuya -.

- Opino igual – dijo Kota -.

- En… ¿En verdad no les molesta?

- ¿Por qué tendría que hacerlo? desde que murió Mamá no te habíamos visto tan feliz y si es por esa persona con la que sales, lo aceptamos – dijo Kota sonriente, a lo que Yuya asintió con entusiasmo -.

- Y trataremos de llevarnos bien con sus hijos por el bien de nuestra futura familia – dijo Yuya -.

- Gracias hijos – dije felizmente, me había ido mejor de lo que esperaba y estaba seguro de que seríamos una feliz familia cuando estuviéramos los seis juntos -.

CONTINUARÁ...

8/2/15

Father's Love

Hola Hola a todo el mundo >w<
Después de unas pequeñas vacaciones que me tomé, les traigo el primer capítulo de lo que será mi serial de este año, que espero que como los anteriores les guste mucho, a medida que avance la historia irán conociendo a las parejas, muchas gracias por todo su apoyo y espero les guste esta historia que con tanto amor estoy escribiendo :3




Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 1


En aquel tiempo, no hacía más que llorar, llorar amargamente por aquel amor que había perdido y del cual era imposible volver a recuperar, sintiéndome completamente traicionado y dolido, le había entregado a él lo mejor de mí y a cambio había recibido nada más que soledad.

- ¡Daiki! Ven y ayúdame con estas cajas – grité desde la sala a mi hijo que se encontraba en el segundo piso de la casa -.

- Ya voy Papá – respondió mi hijo, bajando rápidamente por las escaleras, tomando de inmediato las cajas que sostenía entre mis brazos -.

- ¿Dónde las pongo? – preguntó -.

- Esas están marcadas con mi nombre, así que llévalas a mi habitación – dije, al mismo tiempo que tomaba otra caja y subía junto con él a la que sería mi nueva habitación -.

Mi nombre es Ryuhei Maruyama y desde hacía unos días había llegado a la enorme ciudad de Tokyo junto con mi hijo Daiki, ambos vivíamos en Kyoto, pero por cuestiones de trabajo y por el hecho de que pronto mi hijo ingresaría a la prestigiosa Universidad de Meiji, decidimos ambos venirnos a vivir a esta ciudad que todavía era desconocida para nosotros.

- Por cierto hijo ¿Cuándo tienes que ir a entregar los papeles a la Universidad?- pregunté, dejando las cajas sobre mi cama -.

- Mañana tengo que ir – dijo sonriente, se había esforzado demasiado en pasar el examen de admisión, así que entendía muy bien ese sentimiento de felicidad que él sentía -.

- ¿Quieres que vaya contigo? – pregunté un poco preocupado, ya que éramos nuevos en la ciudad tenía temor de que se perdiera -.

- No te preocupes estaré bien – dijo saliendo de la habitación, todavía teníamos muchas cosas por acomodar, así que de seguro terminaríamos agotados -.


Me desperté muy temprano en la mañana, tenía muchas cosas que hacer en ese día y también aprovecharía para conocer un poco más la ciudad en la que ahora residía. Llegué hasta la estación de metro que quedaba más cerca de mi casa, quedando en frente del enorme tablero en el que se indicaban todas las rutas de la ciudad, eran tantas que me dolía la cabeza de intentar saber cuál era la que me llevaría a la Universidad.

- ¿Te puedo ayudar en algo? – Escuché de repente una voz muy cerca de mí, así que dirigí mi mirada hacía la persona que estaba a mi lado, era un chico un poco más alto que yo, con una hermosa piel blanca, de mirada cálida, cabellos negros y un poco ondulados, pero lo que más había llamado mi atención fueron sus labios, sus rosados y voluminosos labios. Sin duda era la persona más bella que había visto en mi vida -.

- ¿Disculpe? – Pregunté, no estaba seguro si se dirigía a mí o a otra persona -.

- ¿Qué si te puedo ayudar en algo? Es que has estado parado en este lugar como unos veinte minutos.

- En… ¿En serio? – pregunté avergonzado -.

- Si, pero si necesitas algo, quizás pueda ayudarte – dijo sonriendo dulcemente -.

- ¿De verdad lo harías?

- Claro que sí.

- Es que soy nuevo en la ciudad y necesito saber cómo llegar a la Universidad de Meiji, pero no entiendo muy bien las rutas – dije desanimado -.

- ¿La Universidad de Meiji?

- Si ¿sabes cómo puedo llegar allá?

- Creo que estás de suerte – dijo sonriente -.

- ¿Por qué?

- Porque yo también voy para allá, podemos ir juntos si gustas.

- ¡Muchas gracias! – Exclamé entusiasmado abrazando a aquel chico, pero me separé de inmediato – Lo siento mucho – haciendo una reverencia en modo de disculpa – no sé cómo te llamas y ya te ando abrazando – dije apenado, no entendía porque estaba actuando de esa manera -.

- No tienes por qué disculparte, es una reacción normal, por cierto, mi nombre es Yokoyama Kei.

- El mío es Maruyama Daiki, mucho gusto.

- Muy bien, ahora que sabemos nuestros nombres, vamos a comprar los pasajes – dijo al mismo tiempo que tomaba mi mano -.

Desde que compramos los pasajes hasta subirnos al tren, no nos habíamos soltado las manos y aunque no nos dirigíamos palabra alguna, me sentía muy cómodo con su compañía, como si de alguna manera nos conociéramos desde hacía mucho tiempo.


No sabía exactamente por qué me comportaba de esa manera con alguien que apenas y acababa de conocer, pero desde que lo vi, no dudé ni un solo segundo en acercármele. Llegamos a la Universidad y solo ahí nos soltamos, sintiendo un frío extraño en mi mano, si de por mi hubiera sido, jamás la hubiera soltado.

- ¿Y qué carrera piensas estudiar? – pregunté mientras caminábamos a la secretaría de la Universidad, para que él pudiera entregar los papeles correspondientes -.

- Arquitectura – dijo felizmente, cosa que me cayó como anillo al dedo -.

- ¿Arquitectura? ¿En serio? – pregunté todavía sin creer lo que escuchaba -.

- Si… ¿hay algún problema con eso? – Dijo un poco preocupado -.

- No, no es eso, es solo que este es mi último año de Arquitectura.

- Entonces… ¿eres mi Senpai? – preguntó mucho más entusiasmado y con un brillo especial en sus ojos, haciéndome perder en su mirada solo un par de segundos -.

 - Si, eso creo – dije desviando mi mirada un poco nervioso ¿pero qué me estaba pasando?

- ¿Entonces te puedo llamar Yokoyama-Senpai?

- Yoko… ¿Yokoyama-Senpai? – Reí – no tienes que ser tan formal conmigo solo llámame Kei.

- Está bien, Kei – mi nombre se escuchaba tan bonito cuando salía de su boca – tú si quieres puedes llamarme Daiki.

- Dai-chan suena más bonito – dije sonriente, viendo como poco a poco su rostro se sonrojaba, era tan lindo -.

- Muchísimas gracias por traerme hasta acá, no sé cómo agradecértelo – dijo brindándome una hermosa sonrisa, haciendo que mi corazón palpitara aceleradamente -.

- No tienes que agradecerme nada, pero si me gustaría proponerte algo – dije tomando nuevamente su mano, ya habíamos terminado lo que teníamos que hacer en la universidad y tenía el resto del día libre -.

- ¿Qué sería? – dijo sonriente -.

- Ya que eres nuevo en la ciudad me gustaría mucho darte un tour por ella ¿te gustaría?- pregunté muy ansioso por su respuesta, pero de un momento a otro un móvil comenzó a sonar y por el tono no era el mío -.


Detesté que mi móvil sonara en un momento tan importante, pero como era mi Padre quién llamaba no tenía de otra que responderle.

- Lo siento mucho pero tengo que irme ya, mi Papá necesita que lo ayude en casa, como estamos en pleno proceso de mudanza – dije desanimado -.

- ¿Eso quiere decir que si saldrías conmigo?

- Claro que sí – respondí felizmente – bueno, muchas gracias por todo lo que hiciste por mí hoy, espero verte pronto – dije comenzando a caminar nuevamente hasta la estación -.

- Espera ¿no quieres que te acompañe?

- No es necesario, puedo irme solo – dije, aunque en el fondo quería que lo hiciera, no podía abusar de su generosidad, así que sin más me fui de inmediato, si me demoraba mucho mi Padre podría molestarse -.


Sentí nuevamente aquel frío en mi mano, viendo como Dai-chan se alejaba cada vez más de mí, suspiré profundo y sin tener nada más que hacer, me fui directo a mi casa.

- Aish, se me olvidó preguntarle su número de móvil – dije un poco enojado, pero eso ya no importaba, cuando comenzaran las clases de seguro y me lo volvería a encontrar -.

- Bienvenido Joven Kei, lo están esperando en la sala – dijo una Ayumi-chan una de las sirvientas de mi familia -.

- ¿Quién?

- Pidió estrictamente que no te lo dijera.

- Muchas gracias Ayumi-chan.

- De nada Joven – dijo haciendo una reverencia y luego se retiró -.

Caminé rápidamente hasta la sala de estar, ansioso por ver quién era aquella persona misteriosa que me estaba esperando, llevándome una agradable sorpresa.

- ¡Keito! – me fui casi corriendo para abrazarlo fuertemente -.

- Kei… me… asfixias…

- ¿Por qué no me dijiste que venías?

- Solo quería darte una sorpresa a ti y a mi Papá.

- Aunque sea me hubieras avisado para ir a recogerte al Aeropuerto.

- Se hubiese dañado la sorpresa – dijo sonriente, nos abrazamos nuevamente, mi hermano y yo teníamos una muy buena relación -.

- ¿Y Mamá cómo está? – nuestros padres se habían divorciado hacía diez años, llevándose ella a Keito a su país natal Inglaterra, mientras que yo me quedé con mi Padre, pero aun así manteníamos el contacto.

- Ella está muy bien, de hecho te mandó algunos regalos, dice que te extraña mucho y que espera que la visites.

- Lo haré cuando me gradúe, por el momento tengo otra cosa en mente - dije pensando en Dai-chan, no sabía lo que tenía el destino para nosotros dos, pero sin duda quería tenerlo lo más cerca de mí -.

- ¿Y se podría saber qué es?

- Digamos que me cayó un angelito del cielo.

- Keito hijo, que sorpresa – llegó de repente mi Padre, abrazando a mi hermano, su nombre es Yokoyama You, un empresario exitoso dueño de una de las compañías de construcción más afamadas del País -.

- Papá te extrañé mucho – dijo Keito correspondiendo al abrazo -.

- ¿Cuánto tiempo piensas quedarte? – Preguntó Papá, sonaba un poco cruel preguntar eso apenas y llegaba, pero ya que Keito siempre se quedaba con nosotros pocos días, necesitábamos saberlo para pasar el mayor tiempo posible con él -.

- Vengo a quedarme por tiempo indefinido, lo hablé con Mamá y ella estuvo de acuerdo en que podía volver con ustedes.

- Tenemos que salir a celebrar tu regreso hijo – dijo Papá abrazándonos, creo que mejor día no pude haber tenido -.


- Ya volví – dije al entrar a casa -.

- Bienvenido hijo – dijo mi padre abrazándome dulcemente – perdón por haberte llamado tan repentinamente, pero es que hoy llegaron las cajas que hacían falta.

- No te preocupes Papá – dije con una sonrisa -.

- Algo muy bueno te tuvo que haber pasado, porque te veo muy sonriente.

- Algo muy, pero muy bueno – dije para después subir a mi habitación y así cambiarme de ropa, sin dejar de pensar en el bello chico que había conocido -. 


CONTINUARÁ...