15/1/16

Father's Love

Hola Hola :D

Este 2016 ha empezado algo trágico, pero hay que pensar positivo *o*/ así que tratemos de que esas cosas malas no nos afecten y de cumplir aquellas metas que nos hemos propuesto, así que ánimo a tod@s >w<
Por cierto, no me acuerdo muy bien la fecha, pero sé que fue en enero del 2013 que comencé a publicar en este hermoso blog, así que ya llevo 3 años de estarles compartiendo mis historias y sé que serán muchísimos más, así que muchas gracias por acompañarme durante este tiempo y sobre todo muchas gracias a Lyly que es la dueña del blog y que me permitió publicar aquí, te quiero mucho.
Espero les guste mucho el capítulo de hoy, creo que me extendí un poco en él esta vez, así que disfrútenlo y como siempre este fic va dedicado a mi querida Mari y un saludo especial a mi Shizuka.


Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan

Capítulo 17

*Maruyama Ryuhei*

- Maru-sensei – dice Keito-kun abrazándome por la espalda como en todas las mañanas.

- Keito-kun te he dicho que no hagas esto en el Instituto – digo sin poner resistencia alguna a su abrazo, la verdad es que me agrada que lo haga.

- Espero que para la próxima reunión de Padres puedas hablar con el mío – dice sonriente después de soltarme y quedar al frente mío.

- Si, seguro – digo no muy convencido, me dan escalofríos de tan solo pensar en que lo volveré a ver.

- Siempre te pones pálido cuando hablo de él – dice curioso.

- Es solo imaginación tuya, ni que lo conociera.

- Ya veo… bueno, tengo que irme a clases, nos vemos más tarde – dice abrazándome nuevamente para luego salir corriendo.

- No corras por los pasillos – grito pero él hace caso omiso a mi advertencia.

Puede que Keito-kun sea también su hijo, pero simplemente no puedo estar enojado con él, es tan lindo, amable e inocente, se ha ganado mi cariño por completo, pero porque él me agrade no quiere decir que el novio de mi hijo que además es su hermano también lo haga, de seguro él es un monstruo igual o peor como su Padre, con esa cara de que no parte un plato pero si toda la vajilla, un monstruo que está detrás de la inocencia de mi bello hijo.

- ¿Aquí está Maruyama Ryuhei? – Pregunta un joven parado en la puerta de la sala de profesores, con un ramo de flores color naranja en sus manos.

- Sí, soy yo – digo totalmente confundido ¿quién me mandaría flores?

- Firme aquí – dice el joven indicándome donde debo firmar para recibirlas.

- Gracias.

- Es un gusto señor, que tenga un buen día.

- ¿Quién las habrá enviado? – Pregunto mirando si hay alguna nota, encontrándola en medio de las flores, viendo el nombre de la persona que tanto me irrita.

- Que flores tan hermosas – dice alegremente mi compañero Murakami-san.

- ¿Te gustan?

- ¿Por qué no habrían de gustarme? Son preciosas.

- Te las regalo – digo ofreciéndole el ramo.

- ¿Pero no son para ti? – Pregunta confundido.

- Si, lo son, pero no es nada importante, además mi hijo es alérgico al polen – miento.

- Si es así lo mejor es no dejarlas cerca de él, entonces me las llevaré – dice tomando el ramo con  alegría – buscaré un lugar donde ponerlas para más tarde llevarlas a casa, muchas gracias.

- De nada – digo viendo cómo se va alegremente con ellas, mi otra opción era botarlas a la basura o quemarlas, pero que se las lleve él está bien, las pobres flores no tienen la culpa de que ese maldito las enviara para mí.


*Hikaru*

¿Pero qué le pasa a ese idiota? Primero me acosa sexualmente y luego de la nada me ignora, como si todas esas miradas y manoseos no hubiesen existido, estoy molesto, realmente molesto, a pesar de que en verdad debería estar feliz de que me dejara de molestar, pero no logro tranquilizarme, así que sigilosamente lo sigo durante el receso, en busca de un momento para encararlo de una vez por todas.

- Justo quería hablar contigo – digo al momento en que lo veo entrar al baño, notando que solo estamos nosotros dos.

- ¿Hablar? ¿De qué?

- No te hagas el tonto, sabes muy bien a qué me refiero – digo serio acercándome a él que me mira sorprendido.

- Ah, eso – ríe maliciosamente, haciéndome estremecer un poco – siento mucho haberte dejado abandonado Hika-chan – dice rodeando mi cuello con sus brazos – es que he estado pensando en otras cosas – acercando su rostro más al mío, pudiendo sentir su respiración.

- A… aléjate – digo nerviosamente, quiero apartarlo pero no puedo, mi cuerpo se niega a hacerlo.
Vuelve a sonreírme de esa manera que tanto me hace estremecer y sin dudarlo ni un poco me besa demandantemente en los labios, mordiendo de vez en cuando el inferior.

- Me… gustas… Hika… - dice jadeante entre besos, abriendo la puerta de uno de los cubículos con una de sus manos libres para luego empujarme dentro de éste, cerrando la puerta sin dejar de besarme, beso al cual correspondo sin problema alguno, aunque todavía me cueste aceptarlo, cierta parte de mí esperaba ansiosa que esto pasara.

Nuestras manos recorren nuestros cuerpos con desesperación, ansiosas de sentir la piel debajo de aquellas prendas tan estorbosas, aumentando cada vez más las ganas de apreciar nuevamente su maravilloso cuerpo desnudo, aquel que tantas noches húmedas me ha hecho tener.

- ¿En verdad te gusto? – Pregunto mientras paso mis labios a su cuello, succionándolo un poco, tratando de adentrar mi manos bajo la camisa de su uniforme, acariciando su abdomen al haberlo conseguido.

- Me gustas, me gustas mucho, desde el primer día – dice posando una de sus manos sobre mi entrepierna, bajando cuidadosamente el cierre de mi pantalón para así acariciar mi miembro que de por sí ya está bastante duro bajo la tela de mi bóxer, jadeo al sentir su mano ahí, masajeándolo con algo de delicadeza, jamás en mi vida me he sentido así de excitado y mucho menos pensé que el causante llegara a ser un hombre, pero en momentos como estos, aunque tenga todavía muchos interrogantes rondando por mi cabeza, si se trata de él, creo que podría intentarlo. Pero como una cruel broma del destino, el sonido de la campana del Instituto nos indica que aquel maravilloso encuentro debe de terminar.

- Hika-chan ¿Yo también te gusto? – Pregunta con voz suave, mirándome con cierta ilusión, como queriendo que mi respuesta sea afirmativa.

- Desde que te vi desnudo aquella vez en las duchas, no ha habido un solo momento en el que no piense en ti, no sé muy bien que siento, pero… ¿me ayudarías a averiguarlo? – Pregunto recibiendo un dulce beso en los labios.

- Haré que te enamores locamente de mi – dice sonriente mientras acomoda mis pantalones, dejándolos como estaban desde un principio – lamento mucho dejarte así – dice con preocupación.

- No te preocupes, pronto bajará.

- Para la próxima si lo atenderé como se debe ¿vamos? – Dice finalmente, sonriendo con ternura, es la primera vez que veo ese tipo de sonrisa en él y me encanta, hace que mi corazón palpite como loco, tomo una de sus manos y comenzamos a caminar en dirección a nuestro salón de clases, ya habrá tiempo de terminar lo que empezamos hoy.


*Yokoyama You*

- ¿Qué hiciste qué? – Pregunto poniendo mis manos fuertemente sobre mi escritorio ¿Cómo puede ser tan imprudente?

- Lo que te acabo de decir, que le envié flores en tu nombre – dice Aiba tranquilamente.

- ¿Por qué lo hiciste?

- Solo quería ayudarte, como veo que no haces algo al respecto, pues me tomé el atrevimiento de hacerlo yo, aunque al final se las terminó dando a otro compañero.

- ¿A un compañero? ¿A cuál compañero? – Pregunto con molestia.

- No te pongas celoso, es solo un compañero.

- Pero de todos modos no tenías por qué hacerlo, ahora Maru debe estar odiándome más de lo que ya lo hace – digo con desesperación.

- Lo siento, no lo volveré a hacer – dice poniéndome ojos de cachorrito.

- Está bien, aprecio mucho tu ayuda y sé que lo hiciste con la mejor intención, pero en serio no lo hagas de nuevo y menos sin consultarme primero.

- Lo prometo.

- Ya pensaré luego en que hacer para que me perdone – digo tomando otro sorbo de mi café, espero poder enmendar todo el daño que le hice, tengo que decirle la verdad y hacer que en verdad me crea.


*Uchi Hiroki*

- Hola Uchi-san – dice Murakami-san llegando con un ramo de flores en sus brazos – ¿vas o llegas?

- Hola Murakami-san, de hecho ya voy de salida, tengo el turno de noche.

- Qué lástima yo que quería invitarte a cenar esta noche.

- Será dejarlo para después ¿Y esas flores? - Pregunto curioso.

- Me las regaló un amigo – dice sonriente, cosa que me hace enojar ¿Quién se atreve a regalarle flores a mi Murakami-san?

- Ya me voy – digo molesto.

- Uchi-san ¿cómo está Mii-chan?

- Muy bien, adiós – digo fríamente sin voltear siquiera a mirarlo.


*Yuto*

- Ni creas que por que nuestros padres nos dejaron a cargo del restaurante hoy te voy a tratar con amabilidad – dice Ryosuke enojado.

- Lo sé, no tienes por qué decírmelo – digo mientras me pongo mi delantal para comenzar con el trabajo, nuestros padres habían tenido que salir a hacer algo importante, así que al salir del Instituto Ryosuke y yo tuvimos que venir hasta acá para hacernos cargo – Por cierto, hoy vendrá mi amigo a cenar así que espero que no te moleste – digo sonriendo divertido al ver la cara de molestia de Ryosuke.

- Puedes traer a quién se te venga en gana a mí no me importa.

- A mí me parece que si te importa.

- Deja de decir bobadas y ve a limpiar antes de que comiencen a llegar los clientes.

- Sí señor – digo saliendo del vestíbulo, tomando una escoba para así comenzar a barrer el salón.

Es la primera vez en mucho tiempo que Ryosuke y yo venimos a atender el negocio, cuando éramos más pequeños nos la pasábamos casi todo el día aquí, ayudando en lo que pudiéramos o jugando cuando no habían clientes, amábamos mucho pasar el tiempo juntos. Por un momento pensé que todo había terminado entre nosotros, pero desde que está Ryutaro más tiempo conmigo, Ryosuke ha estado acechándome, aunque él cree que no me doy cuenta, además de divertirme esta situación, me da esperanzas.

Mientras yo me encargo del salón, Ryosuke se encarga de la cocina, indicándole a los cocineros sobre que preparativos deben de tener listos para esta noche. Al terminar de dejar todo en orden comienzan a llegar los primeros clientes, así que con mi mejor sonrisa y carismática personalidad voy a atenderlos.

- Hola Yuto – dice Ryutaro abrazándome con fuerza.

- Hola Ryu, no esperaba que llegaras tan pronto.

- Es que tengo que llegar a casa temprano, tengo muchos deberes que hacer y ya sabes, no puedo dejar a Yuri solo mucho tiempo.

- Entiendo, toma asiento en aquella mesa, la estuve reservando para ti – digo señalándole la mesa que queda justo mirando a la puerta de la cocina.

- Gracias – dice alegremente tomando asiento.

- En un rato vengo a atenderte – digo yendo hasta la cocina para ir por el pedido de una de las mesas.

- Veo que ya llegó tu amiguito – dice Ryosuke sin poder ocultar su molestia.

- Si, pero no te preocupes, hoy no se quedará mucho tiempo, así que puedes quedarte tranquilo.

- Como si me importara, lleva esto a la mesa siete, por estar atendiendo a tu amiguito te estás retrasando.

- Ya voy – digo tomando la bandeja, me sorprende que no se acuerde de Ryutaro, si se llevaban tan bien.


*Ryosuke*

Me molesta no concentrarme bien durante el trabajo, la llegada de ese muchachito al restaurante me tiene con ganas de matar a alguien ¿por qué Yuto es así de cariñoso con él? ¿Acaso le gusta? ¿Tan rápido me olvidó? ¿Por qué lo sigo llamando por su nombre? ¿Por qué me importa que sea así con otra persona? Me voy a volver loco.

- Ryosu… digo, Nishikido-kun, ven y te presento a mi amigo ya se va a ir – dice tomando mi mano sin mi permiso y llevándome hasta donde está su amigo.

- ¿Él es Ryosuke? – Dice el chico con sorpresa – hace mucho que no te veía.

- ¿Nos conocemos? – Pregunto sin entender que está pasando, si lo conociera sin duda lo recordaría.

- ¿No te acuerdas de mí? Soy Yasuda Ryutaro, estudiaste con mi hermano en la primaria.

- ¿Ryutaro? ¿En serio eres tú? – Pregunto sorprendido ¿en serio es él?

- Has crecido mucho – digo mirándolo sorprendido - ¿Por qué no me lo dijiste? – Le reclamo a Yuto quién no deja de reírse.

- Pensé que lo recordarías cuando lo vieras, pero veo que no fue así.

- Es un gusto verte, pero tengo que irme ya, hablamos luego – dice Ryutaro abrazándome y luego hace lo mismo con Yuto, cosa que no deja de molestarme, viendo ambos como el chico sale del restaurante.

- Por…

- Nishikido-kun ven y ayúdanos – dice uno de los cocineros.

- Ya voy – digo volviendo rápidamente a la cocina.


*Kei*

- ¿Estás seguro de querer hacer esto? – Pregunta mi hermoso novio sujetando fuertemente mi mano.

- Claro que sí, ya han pasado unos días desde que discutiste con tu Padre y no quiero que sigas enojado con él.

- Ha pasado una semana y sigue igual.

- Pero Dai-chan si demoro más tiempo en hablar con él será peor – digo dando un suspiro profundo para tratar de calmarme, estamos al frente de la puerta de su casa, de verdad que estoy temblando y eso Daiki lo sabe muy bien.

- Entremos – dice sacando la llave de uno de sus bolsillos, metiéndola en la cerradura de la puerta, abriéndola de inmediato.

Entramos lentamente, tratando de no hacer ruido, no estamos seguros de que él esté en casa, ya que no vemos ni una sola luz encendida, pero cierta parte de mi ruega que sea todo lo contrario.

- Al parecer no está – dice Daiki de repente haciéndome dar un brinco del susto – te he dicho que no está, no es para que te asustes.

- Lo siento, estoy muy nervioso.

- ¿Deseas esperarlo?

- Siendo sincero, creo que debería esperar un poco más para hablar con él – digo sonriendo nerviosamente.

- Entonces ¿qué quieres hacer?

- Creo que lo mejor sería irme, no me quiero encontrar con tu Papá todavía.

- Quizás mi Papá demore un poco más – dice mi novio, posando sus dedos sobre el botón superior de su camisa, liberándolo del ojal y luego haciendo lo mismo con el siguiente.

- Dai-chan, no deberíamos…

- Vamos a mi habitación – dice tomando nuevamente mi mano, yendo escaleras arriba hasta su habitación.

- Dai… ¿pero si tu Papá llega? – Digo todavía un poco asustado y pues no es que me desagrade estar a solas con mi novio en la intimidad de su habitación, pero en la situación en la que estamos no es para nada bueno.

- Solo será un ratito – dice cerrando la puerta con seguro, para después mirarme con cierto deseo.

- Dai…

- Por favor Kei – dice desabotonando por completo su camisa – quiero estar contigo – sonríe dulcemente, haciendo que todas mis preocupaciones se vayan volando.

La verdad es que yo no tengo ni una pizca de experiencia en esto, lo poco que sé es porque Keito en algunas ocasiones me ha comentado sobre sus experiencias sexuales sin que yo se lo pida y una que otra película porno que he visto y sumando que Daiki es mi primera pareja sentimental, pues no me queda otra opción que dejarme llevar y seguir mi instinto, pero mi cuerpo no quiere cooperar.


*Daiki*

Nos quedamos mirando fijamente, sin hacer movimiento alguno, solo mirándonos, no sé cómo rayos he conseguido comportarme de esta manera tan vergonzosa, pero últimamente mis hormonas han estado muy alborotadas y las ganas de tener relaciones íntimas con mi novio aumentan cada día, pero justo cuando ya he dado el primer paso, no sé qué hacer y él tampoco hace algo al respecto.

- ¿Estás bien? Estás temblando – dice Kei mirándome con preocupación.

- To… tócame Kei, no te quedes quieto – digo avergonzado.

- Dai-chan no deberías de presionarte – dice abrazándome con dulzura, también siento su cuerpo temblar.

Lo aparto un poco para ahora tomar su rostro con mis manos, besándolo de una manera dulce y acompasada, siendo correspondido de la misma manera, nos acercamos poco a poco a la cama, haciendo que él se siente sobre ésta y a continuación yo me siento sobre sus piernas, profundizando mucho más nuestro beso. Siento como sus manos frías y temblorosas por los nervios comienzan a acariciar mi pecho descubierto, logrando retirar la estorbosa camisa que llevo puesta.

- Te amo Daiki – dice mi novio entre besos, cambiando de posiciones hasta quedar él sobre mí, pero de repente mi celular comienza a sonar – no contestes – dice Kei besando ahora mi cuello.

- Debo hacerlo, quizás sea importante – digo sacando el celular de mi bolsillo, viendo que es una llamada de mi Padre – Es mi Papá – digo sorprendido y nuevamente asustado.

- Contesta – dice Kei volviéndose a sentar en mi cama.

- Aló – contesto rápidamente.

- Daiki ¿estás en casa?

- Si ¿por?

- Es que se me quedaron las llaves y pues estoy aquí afuera ¿me puedes abrir?

- ¿Qué dice? – Pregunta mi novio al verme palidecer.

- Que está en la entrada - digo asustado.

- ¿Daiki qué sucede?

- Ya… ya voy – digo nerviosamente, colgando de inmediato – quédate aquí hasta que pueda conseguir que salgas sin que él te vea – digo para luego correr hasta la entrada de la casa, tomando los zapatos de mi novio que también se encuentran ahí, escondiéndolos detrás de mí y abriendo la puerta rápidamente.

- ¿Por qué te demoraste tanto? ¿Y por qué estás sin camisa? – Pregunta mi Padre.

- Es que iba a cambiarme de ropa cuando llamaste – digo rápidamente.

- Entonces ve y cámbiate, yo me iré a tomar un baño, estoy molido.

- Si – digo aliviado – cuando me cambie iré a hacer la cena.

- Está bien – dice mi Papá comenzando a subir las escaleras.

Suspiro y espero a que mi Padre entre al cuarto de baño para así volver a mi habitación rápidamente, dejando nuevamente los zapatos en la entrada, Kei debe estar muerto de los nervios por la repentina llegada de mi Padre, que mala suerte tengo, yo que quería pasar un rato apasionado con él.

- Papá se fue a bañar, esta es tu oportunidad para que salgas – digo en voz baja.

- Gracias Dai – dice mi novio abrazándome para luego besar mis labios – bajemos rápido antes de que salga – dice tomando sus cosas y bajando ambos hasta la entrada de la casa, se pone sus zapatos y vuelve a besarme.

- Que mala suerte que mi Papá haya llegado – digo con desánimo.

- De pronto es una señal de que debemos esperar un poco más.

- Pero no me hagas esperar tanto – digo totalmente sonrojado, abrazándome a él.

- Trataré de no hacerlo – besa mi frente – me voy antes de que se dé cuenta, nos vemos mañana – dice dándome un fugaz beso y luego sale corriendo, suspiro aliviado de que mi Papá no se diera cuenta de nada.


*Kota*

- ¡No entiendo esto! – Gruñe molesto el malhumorado de mi hermanastro, Ryutaro.

- ¿Qué no entiendes? – Pregunto acercándome hacia el comedor en donde se encuentra él.

- Eso a ti no te importa – dice molesto, como siempre.

- Entonces si no quieres la ayuda de nadie, no digas tus frustraciones en voz alta – digo volteándome con la intención de devolverme a donde estaba.

- Espera – dice haciendo que detenga mis pasos – ya que eres mayor, supongo que puedes ayudarme – dice fríamente.

- Muy bien ¿y qué es? – Pregunto sentándome a su lado.

- Son unos problemas de matemáticas que no logro entender – dice desanimado, es la primera vez que lo veo con esa expresión.

- Le has preguntado a la persona indicada – digo sonriente – siempre fui muy bueno en esa clase.

- No seas tan creído.

- Bien, dime que no entiendes – digo juntándome un poco más a su lado, mientras él me muestra sus apuntes, poniendo atención a cada palabra que salía de su boca, sintiéndome extrañamente cómodo al estar a su lado.

- No te acerques tanto – dice nuevamente con molestia.

- Perdón – digo alejándome un poquito, pero aun así siento que no quiero hacerlo.


*Yuto*

- ¿Por qué no me dijiste que ese chico era Ryutaro? – Pregunta Ryosuke molesto como siempre, estamos cerrando y ya todos los empleados se han ido, así que es el mejor momento para escuchar sus berrinches.

- ¿Acaso no me dijiste que no te importaba con quién anduviera? – Le contesto disfrutando de hacerlo rabiar.

- Pero él es diferente, fue nuestro amigo cuando éramos niños.

- Pues por andar de celoso ni siquiera te acercaste a conocerlo cuando me viste con él saliendo de mi casa.

- Lo hubiese reconocido si no hubiese cambiado tanto, ahora está mucho más alto y… guapo.

- Sí, está guapísimo – pero al decir eso recibo una mirada amenazante.

- ¿Te gusta?

- Me gusta – sonrío – de hecho creo que le pediré que salgamos, quizás yo también le guste de esa manera.

- ¡Eres un idiota! – Exclama furioso dándome una fuerte cachetada que casi me lanza al suelo.

- Y todavía dices que no estás celoso – sonrío por tal acción, sobándome la mejilla golpeada.

- No es lo que piensas.

- Claro que lo es ¿Qué esperabas? ¿Qué siguiera siendo el tonto que siempre anda detrás de ti? Dándote regalos y palabras de afecto ¿para qué? ¿Para que siempre me trates como a una basura? ¿Qué te fuera fiel toda la vida? Dime.

- ¿Ya no me quieres? – Pregunta.

- ¿Para qué quieres saberlo? De todos modos no servirá de nada.

- Lo siento – dice en voz baja – debemos irnos antes de que se haga más tarde – comienza a caminar directo a la puerta pero rápidamente lo alcanzo, tomándolo del brazo.

- Ryosuke, te amo – digo para luego acercarme a él, quedando frente a frente y rozar sus labios con los míos hasta convertir esa unión en un beso.

- Yuto – dice mi nombre totalmente sonrojado.

- Vámonos ya, se nos hace tarde – digo tomando su mano y después de cerrar todo, caminamos rumbo a nuestras casas.


*Shibutani Subaru*

- Nishikiko-chan – dije abrazando a mi amigo por la espalda.

- No me llames así – dijo sonrojado.

- Pero te ves muy bonita de colegiala.

- No lo hago por gusto, no es mi culpa que en mi salón hayan decidido hacer una cafetería cosplay para el festival.

- Lo sé, pero no quiero que ningún pervertido te acose – dije apegándome más a él.

- Tú pareces el pervertido – dijo muy avergonzado, mientras yo me aferraba más a él, no quería que nadie más se le acercara al verlo tan lindo.


- ¿De qué te ríes? – Pregunta Ryo tomando un sorbo de su cerveza, habíamos salido temprano de nuestros compromisos así que fuimos a beber algo.

- De la vez que te vestiste de colegiala, en verdad te veías preciosa, Nishikiko-chan.

- No, por favor – dice Ryo avergonzado.

- En esos momentos no dejaba de pensar en que si fueras una chica realmente no hubiésemos tenido ningún problema.

- Que vergüenza – dice Ryo apenado – no te despegaste de mi lado en todo el día.

- Tenía que cuidarte, quería proteger a mi novia ficticia al menos por un día.

- Pero no a ese extremo, no sabes los problemillas que me causaste de acercarte tanto a mí.

- ¿Qué tipo de problemillas? – Pregunto curioso.

- En verdad no creo que debas de saberlo.

- Vamos, dime – digo comenzando a acariciar una de sus piernas por debajo de la mesa.

- Subaru no – dice tratando de quitar mi mano.

- Dímelo – digo con súplica.

- Está bien, está bien, me excité mucho aquella vez y mi erección era el problemilla – dice avergonzado, con su cara tan roja como un tomate.

- No deberías de avergonzarte, yo también lo estaba, inclusive lo estoy ahora.

- Yo también lo estoy – Dice Ryo sonriendo nerviosamente.
- Hay varios hoteles por aquí, si quieres podríamos ir y hacer cositas – ahora el que se avergüenza soy yo.

- La verdad creo que no podré aguantar más, así que vamos – dice Ryo levantándose de su asiento, pagamos las bebidas y salimos del bar.

CONTINUARÁ...